sábado, 23 de mayo de 2009

APOCALIPSIS AHORA


A 3 DECADAS DE HORROR Y SADISMO, A RITMO DE THE DOORS Y DE
WAGNER



Después de leer, releer y volver a leer (parafraseando al cantante Belga Jacques Brel, aunque el usa el término beber en el tema Ámsterdam), sobre la mítica y épica película Apocalipsis Ahora, estrenada el 10 de mayo de 1979 de Francis Ford Coppola, que le valió la Palma de Oro en el Festival de Cannes, Francia, basada en la novela “el corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad, sentenció en dicho evento, que “esta no es una película sobre la Guerra de Vietnam, esto es Vietman”, incorporándola como una más de las tantas frases célebres que se establecieron en dicha película, perdurando en el inconciente
de los cinéfilos

Para el Director se podría decir que no solo fue un error, sino que hasta un horror filmar la película, pues el actor Martin Shenn (Capitán Benjamín L. Willard), sufrió de malaria y un infarto en pleno rodaje, se le dio la unción de los enfermos; durante la filmación, que se realizó en filipinas, azotó el peor huracán en décadas, a los 3 meses de empezada la filmación, por supuesto arrasando y desolando el set de filmación; la post producción que normalmente dura 6 meses como máximo, esta se extendió por más de 2 años, el actor Marlon Brando, que encarna al Coronel Kurtz, nunca leyó el guión de la película y la novela de Conrad, y además llego con un sobre peso de 40 Kilos, por lo que el Director de fotografía, Vittorio Storaro (Coppola y Storato, se conocieron cuando el primero visita el plató de filmación “el Ultimo Tango en París”, comentándole que había visto el Conformista), debió extremar sus conocimientos, al usar un juego de iluminación para no mostrar las verdaderas imensiones física de Brando, como si esto fuera poco el director amenazó con suicidarse varias veces . Además tuvo que hipotecar su propiedad y su productora ( hoy en día dice que hace el cine que quiere, se considera un millonario, producto de su incursión en el rubro vitivinícola, pues con el cine nunca ganó dinero), por lo que la película podría tener como epitafio, aquellas palabras célebres que el Coronel Kurtz enciona en el diálogo con el Capitán Benjamín L. Willard ”es imposible para las palabras describir lo que necesariamente para aquellos que
no saben lo que el horror significa. El horror. El horror tiene una cara y uno debe hacerse amigo del horror. El horror y el terror moral son tus amigos. Si no lo son, son tus enemigos a los que hay que temerle. Son enemigos de verdad.”

Más no todo fue horrorífico para el Director Coppola, pues hay 3 secuencias que quedan en la retina de los cinéfilos; la primera de ellas en la apertura del filme hasta los primeros 7 minutos, cuando el Capitán Benjamín L. Willard (Martin shenn) al son del tema apocalíptico, psicodélico, lisérgico y esquizofrénico The End, interpretado por The Doors (cualquier guerra tiene estos elementos) despierta luego de una borrachera (se dice que en la escena él estaba bajo los efectos del alcohol), y luego de pensar en voz alta y dar una danza, golpea la mano en un espejo, con el cual sufre la fractura de un de sus dedos.
Otra es aquella escena de 45 segundos de duración, en la que el actor Robert Duvall, interpreta Coronel Kilgore, luego de un bombardeo con Napalm, y en forma lúdica y sádica a la vez se desprende el siguiente diálogo:

"-¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? -Si ¿qué és? -Napalm hijo, nada en el mundo huele así. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Aquella colina olía a... victoria. Algún día acabará esta guerra".

La tercera y última secuencia de más de 15 minutos de duración corresponde al épico vuelo del escuadrón de helicópteros orquestado por "La cabalgata de las Walkirias", de Wagner, que se dirigen a una aldea para atacar a Charly, como se le denominaba al enemigo, muchos de los helicópteros bombardeando con Napalm fueron prestados por el ejército filipino, que luego volvían raudamente a bombardear posiciones de la guerrilla


Jaime Aneiva F.

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